La era de las máquinas espirituales

El post de hoy es sólo un ensayito que tuve que hacer basado en un artículo que aquí les pongo para que lo lean antes de leer lo mío, pues es posible que no lo entiendan si no saben primero de qué les hablo. Cabe aclarar que el texto tuve que hacerlo como les dije con base en el artículo y enfocado hacia los conceptos de modernidad y posmodernidad, pues era un requerimiento académico, pero la verdad se me hizo divertido, pues el texto original es bastante interesante y está muy bien escrito. Me cuentan cómo les parece:

La era de las máquinas espirituales
(texto original)

*Para bajarse el archivo, tendrán que hacer esto:
1. Hagan click en el link que acaban de ver (el nombre del archivo)
2. Van a entrar a una página que se llama TurboUpload que es donde monté el archivo, pues no supe hacerlo por Blogger. Ahí van a encontar un letrerito que dice " You have requested the file with ID 1764535 (on next page you`ll see more info about requested file) " , entonces bajan la ventana hasta que una frase que dice "Please wait 28 (27...26...25) seconds" se convierta en "Download File".
3. Hacen click en esa frase para bajar el archivo y se subirá la página entonces la vuelven a bajar y él les pedirá que escriban en la casillita las 3 letras que ven ahí (como cuando quieren mandar un mensaje desde la página de internet de Tigo o unirse a un grupo de Hi5). Bueno, escríbanlo.
4. Luego bajen la página hasta donde la han bajado las últimas 2 veces y hagan click donde dice "Click here to download file (you can use download-accelerators and you can resume broken downloads)".
5. Ya por último les sale la ventana para guardar el archivo en su computador, y si ya no se les quitaron las ganas de leerlo, pues guárdenlo.

Sé que es bastante largo el proceso, pero tal vez sea menos tedioso que haber puesto los dos aquí como post... (y vale la pena)

Y lo que yo escribí es lo siguiente:

En el texto propuesto por el autor, éste comienza criticando la creencia de que una estructura sintáctica expresada por un aparato tecnológico manifiesta también una construcción semántica. Él critica no sólo el hecho de que el ser humano actual se deje llevar por tal creencia irracional, sino además que el hombre recurre al llamado de la tecnología viéndola casi como un contenedor de consciencia y emociones. Al plantear la situación hipotética de una red neuronal instalada en el interior de un ser humano, el autor del texto cuestiona la concepción de ordenador como un ente pensante y con voluntad propia, mostrándonos cómo cada vez la tecnología pasa de ser sustituto de necesidades a cumplimiento de deseos.

Adicionalmente, el autor introduce la pregunta sobre la permanencia de la esencia de la persona que se practica cambios estructurales por vía tecnológica, pues al ser alterado algo de su ser físico, ¿qué garantiza que esa persona sigue siendo igual que antes? ¿Es acaso sólo un cambio para empeorar considerado como un cambio en realidad? ¿Aún al acrecentar las personas sus capacidades no presentan ya un cambio?

Lastimosamente para ‘Pepe’, uno de los casos comentados por el autor dentro del texto, a pesar de haber mejorado ciertas habilidades, sus temores más humanos permanecían intactos. Sin embargo, en la ilusión del ser humano de poder cambiar hasta lo más profundo de su ser, la ambición de transformación no se detiene, pues es una tentación casi ineludible. Los cambios también se podrían dar de manera súbita y no paso a paso, lo que haría más evidente la destrcucción del imperfecto ser. Para el autor, esto podría considerarse como una eliminación del antiguo ‘Pepe’, pues al no ser exactamente igual, se ha acabado con el anterior, se ha asesinado.

El autor asume entonces una postura en que ve al todo más que como la suma de sus partes, por lo que su integridad y armonía es lo importante para ser todo en sí.

Finalmente, él se proyecta de manera crítica a un futuro en el cual los principios existenciales básicos, como la mortalidad, se limitan a lo material (al hardware, como él lo llama).

Este concepto de mortalidad, me remite a cuestionarme sobre el tema de la muerte del sujeto posmoderno, pues éste se ha visto desplazado por un dominante cultural y materialista. La muerte del sujeto posmoderno se ancla dentro de relaciones indeterminantes, pues al morir él, la relación de él con el mundo y con los objetos (situaciones, personas) se ve vulnerabilizada. Es por esto que el ser humano posmoderno no sólo sufre de un deterioro en las relaciones con el otro sino también consigo mismo, al ver la posibilidad facilista de cambiarse estructuralmente y así socialmente. Esta posibilidad es lo que lo lleva a ver de manera borrosa el límite entre el goce lícito y destructivo, entre lo que lo ayuda a formarse como ser humano y lo que lo destruye en su esencia.

Se podría llegar a decir que así como al llegar la modernidad Dios murió (como bien lo expresó Nietzsche), en la posmodernidad es el sujeto mismo quien ha muerto, alimentando así su pesimismo ilustrado. Este pesimismo es ilustrado al basarse en conocimientos y saberes que abarcan el terreno de la ciencia, mas no de la consciencia, a lo que nadie aún ha podido acceder de manera real y directa. Quienes han intentado estudiarla se han tenido que conformar con hacerlo desde su manifestación en el comportamiento y el lenguaje, pues no se ha encontrado la manera de descubrir la verdadera esencia contenida en la consciencia.

Personalmente no encuentro muy fructífera la ambición del hombre posmoderno por la búsqueda de esa perfección superficial y materialista, tal vez éste sienta que ya ha ahondado demasiado en querer descubrir quién es y ahora quiere descubrir cómo cambiar lo que no se es. Al decir verdad, parece ser que aún no se ha reflexionado entonces lo suficiente sobre lo que sí se es y en lo que se quiere devenir.

Con el modernismo llegó la oportunidad de permitir que cada individuo piense diferente, de que el ser humano no sólo permita sino que acepte la pluriculturalidad y la multiculturalidad, aunque hundiéndose al tiempo en el mar del consumo, la moda, la globalización y el capitalismo.

Entonces, para ser un individuo indivisible y auténtico, ¿es necesario no ceder ante la tentación de dejarse llevar por la masa y contener características adoptadas desde el exterior que lo hagan diferente a otro? ¿Qué tanto de genuino hay en realidad en eso? Por un lado el hombre posmoderno siente que se acepta su diferencia al tiempo que se critica, que se respeta su imagen como el espejo del otro, una imagen que es como él pero no es él, y por otro, siente que ya esa tolerancia está tan homogeneizada que da muerte a su ser y se ve inmerso en la masa, como uno más (es diferente, pero es sólo un diferente más).

Si el ser humano durante siglos estuvo sometido y luchando contra la homogenización de pensamiento, comportamiento y convicción, y por fin se acepta que sea un individuo independiente que puede hacerse cargo de sí mismo y del mundo como su realidad, queda la pregunta abierta sobre su nueva lucha, su nueva búsqueda y su nueva finalidad. Este es un tema de mucho opinar y nunca concluir, pues paradójicamente es la ya mencionada subjetividad la que lleva a cada individuo a defenderse de una manera diferente y a perseguir eternamente en círculos su cola